Por: Guillermo Alday Cortés, Prensa Alday.
 
Los paisajes campestres de Luis Lazzaro Avalos, considerado el mejor pintor que ha surgido desde la provincia del Choapa, colgaron en las mejores salas de exposiciones de Europa y se vendieron en distintos países de Latinoamérica.
 
Sin embargo, sus cuadros, por una desconocida e incompresible razón, no pueden ser ubicados fácilmente en algún rincón de las cuatros comunas de esta zona. 
  
Nació en Chalinga en 1911, pequeña localidad de la comuna de Salamanca.
Allí vivió sus primeros años hasta que cumplió los 8 años, cuando su padre, funcionario de Ferrocarriles, fue trasladado hasta Illapel, donde ingresó a estudiar al liceo, primero en la preparatoria y luego en las Humanidades. Ya cuando era joven se trasladó a vivir a Santiago, ciudad donde contrajo matrimonio, del cual nacieron dos hijos. Para ganarse la vida, se desempeñó en una oficina de contabilidad, labor que ejercía con mucho profesionalismo. Sin embargo, su mayor sueño era convertirse en pintor. Desde pequeño su afán estaba puesto en el dibujo y en las artes.
 
“En mi niñez illapelina yo era diferente a mis numerosos hermanos, quienes se reían de mi porque me dedicaba a mirar la belleza de un clavel o de una rosa o cuando en las interminables excursiones por La Aguda,, Cuz Cuz, me detenía a mirar los colores del paisaje, o cuando en medio de un partido de fútbol, me extasiaba mirando la puesta de sol”, dice el propio Lázaro en una biografía escrita por un periodista y crítico de arte de Argentina, quien se interesó por su talento.
 
No sería hasta después de cumplir los 40 años que logró convertirse en pintor y ser aceptado en la Escuela de Bellas Artes de Santiago. Desde allí su obra comenzó a recorrer distintas salas de exposiciones de la capital, para dar el salto a Buenos Aíres y recalar en París y distintos países de Europa. “La felicidad más grande que me ha proporcionado la pintura, fue la realización de un viaje a los centros artísticos de Europa”, dijo el artista a su biógrafo.
 
Tal como lo recuerdan muchos illapelinos que lo conocieron, Lázaro era, además de un artista de un gran talento, una persona muy sencilla, que disfrutaba de la simplicidad, característica que se refleja en sus expresiones. “A un plato de ostras prefiero los camarones de río o una presa de cabrito; al queso francés o suizo, prefiero el de cabra y si es “oriadito” y con ají tanto mejor; a los helados de cassata de crema chantilly prefiero el mote el huesillos, me interesa más el huerto del jardín que el jardín inglés, más la chicha que el champagne”.
El Pintor Luis Lazzaro visitando Chalinga, en 1968 luego de forma póstuma, seria declarado Hijo Ilustre de la comuna de Salamanca.
 
El profesional siempre quiso volver a su tierra natal. Y finalmente lo consiguió en sus postreros años, a pesar de que tenía la posibilidad de radicarse en la cumbre de la cultura, París, o en la ciudad más culta de América Latina, Buenos Aíres.
 
Hoy, el cuerpo de Luis Lazzaro descansa en un mausoleo del Cementerio Municipal de Salamanca.
 
PINTOR, LAS 24 HORAS DEL DÍA
 
El presidente de la Agrupación de Pintores Illapelinos (API), profesor de artes plásticas y pintor, Humberto Pizarro Olmos, recuerda al artista como un hombre dedicado íntegramente a su arte, el cien por ciento de su tiempo giraba en torno a la pintura. El profesor recuerda que el pincel de Lazzaro retractaba los campos de Salamanca e Illapel, ya que nunca olvidó a su lugar de nacimiento, la localidad de Chalinga, y que su talento lo llevó a exponer en las grandes galerías del arte de Francia, Italia e Inglaterra.
 
Lazzaro es considerado como un verdadero padre de los pintores actuales, dado que a muchos de ellos enseñó diversas técnicas, además de servir de un ejemplo de inspiración. El también pintor Jorge Marín Galvez tuvo la oportunidad de conocerlo en la década de los 90. “Nos encontrábamos en la calle y conversábamos sobre la pintura y técnica y de los movimientos locales e internacionales. Aunque teníamos distintos estilos (él era impresionista, y yo realista) siempre había espacio para hablar de la pintura que era su gran pasión”.
 
Marín recuerda que Lázaro intentó sin éxito un taller para que niños y niñas de la provincia tuvieran la oportunidad de aprender de pintura. Jorge Villaroel, actual jefe del departamento provincial de educación, contó que en el marco de un programa cultural que se transmitió por más de una década a través de una radio de Illapel, entrevistó a Lázaro, no sin antes tener extensas conversaciones con él para tratar de convencerlo.
 
“Era casi un enemigo de los medios de comunicación, no le gustaban”, indicó. Villaroel señaló que Lázaro se fue de esta tierra con un gigantesco dolor. En momentos de aflicción económica (tanto por la enfermedad de su esposa como los propios males), gestionó la venta de sus materiales de pintura, entre ellos numerosos atriles, a la municipalidad, pero no hubo caso. No hubo interés.
 
CRITICO DE LA EPOCA: “ES UN CANTO A LA NATURALEZA” Antonio Romera, crítico de arte del diario El Mercurio, comentó la obra de Luis Lázzaro Avalos en 1956 y estos fueron sus dichos: “Es una mirada que se enternece ante los aspectos bucolicos, es una especie de Mollet con toda las diferencias de sensibilidad y de tiempo”. Hablar Lázaro, es hablar de Chile y de sus paisajes hermosos, de los caminos interminables, de los ríos que cantan, de los cielos que se descomponen en nubarrones grises. Parece invitar al reposo junto a sus arenas.
 
Es el poeta de la pintura. Cada obra era un canto a la naturaleza”.

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